Femenina o Feminista: Recuperando el Equilibrio entre Naturaleza y Elección

Este artículo reflexiona sobre cómo ciertas interpretaciones del feminismo pueden generar confusión, llevando a algunas mujeres a asumir roles que no corresponden a su naturaleza y afectando el equilibrio familiar. Desde la psicología familiar y la perspectiva de roles complementarios, se defiende que es posible ser feminista por elección sin invalidar a la pareja, sin competir por el liderazgo del hogar y valorando las diferencias naturales entre hombres y mujeres. Con ejemplos claros y referencias a expertos, se invita a encontrar un punto de equilibrio donde la igualdad y la armonía de pareja puedan convivir.

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Lic. Arlenys Garcia

8/11/20252 min read

Recuperando el Equilibrio entre Naturaleza y Elección

En las últimas décadas, el feminismo ha impulsado transformaciones sociales necesarias, logrando avances significativos en derechos, oportunidades y visibilidad para las mujeres. Sin embargo, en su evolución han surgido interpretaciones que generan confusión, llevándonos a veces a perder de vista que la igualdad no significa renunciar a nuestra naturaleza femenina ni asumir el papel de “el hombre de la casa”.

En terapia de pareja es común escuchar frases como: “Yo puedo sola, no necesito a nadie” o “No voy a dejar que él tome decisiones importantes”. Si bien la independencia es valiosa, la psicología familiar —como explica Salvador Minuchin en sus estudios sobre estructura familiar— reconoce que dentro de la pareja y la familia existen roles complementarios que facilitan el equilibrio. Romperlos sin un acuerdo consciente puede generar tensiones y competencia innecesaria.

La Naturaleza y el Disfrute de los Roles

La feminidad no es sinónimo de debilidad, así como la masculinidad no lo es de agresividad. Cada género, desde una perspectiva biológica y psicológica, tiene inclinaciones naturales: la mujer tiende hacia el cuidado, la empatía y la comunicación emocional; el hombre, hacia la provisión, la protección y la acción directa. Esto no es una regla absoluta, pero sí una tendencia observada en diversos estudios de psicología evolutiva (Buss, 2019).

En la familia, estas diferencias enriquecen y no compiten. Una madre que disfruta criar y organizar el hogar no está “limitada” por los roles, sino que está viviendo una faceta natural y valiosa. Un padre que asume la provisión y guía también está ejerciendo su rol desde su naturaleza.

Feminismo con Equilibrio: Igualdad sin Anulación

Podemos elegir ser feministas, defendiendo la igualdad de oportunidades y el respeto mutuo, sin invalidar a la pareja ni entrar en una lucha de poder por demostrar quién manda. La psicóloga clínica Meg Meeker, en Strong Fathers, Strong Daughters, subraya que los hijos crecen más seguros cuando ven a mamá y papá asumiendo sus roles con respeto y admiración mutua.

Esto implica:

  • No competir por liderazgo: En lugar de pelear por “quién lleva los pantalones”, reconocer que hay momentos en que uno lidera y el otro acompaña, según la situación.

  • Valorar las fortalezas naturales: Si la pareja es más hábil en un área, permitir que lo ejerza sin verlo como una amenaza.

  • Compartir decisiones: Igualdad no significa que todo sea idéntico, sino que las decisiones se tomen con consenso y respeto.

Ejemplos de un Feminismo que no Rompe la Familia

  • Una mujer que trabaja y tiene éxito profesional, pero que al llegar a casa permite que su esposo asuma su papel protector y proveedor sin sentir que eso la disminuye.

  • Un matrimonio donde él colabora en tareas domésticas y ella participa en decisiones financieras, pero ambos reconocen y valoran lo que el otro aporta desde su naturaleza.

  • Una pareja que educa a sus hijos en la corresponsabilidad, enseñando que hombres y mujeres son diferentes pero igualmente valiosos.

En conclusión…

La verdadera libertad no está en rechazar lo que somos por naturaleza, sino en elegir conscientemente cómo vivirlo. Ser femenina no nos hace menos capaces, y ser feminista no debería alejarnos de nuestra esencia ni de la armonía de pareja. En la familia, los roles no son cadenas: son estructuras que, bien entendidas, dan seguridad y estabilidad. Podemos defender nuestros derechos sin necesidad de competir con nuestra pareja, entendiendo que el respeto mutuo y la valoración de nuestras diferencias son la base de un hogar sano y de relaciones duraderas.

Lic. Arlenys Garcia